La Observación de Aves como Negocio de Exportación
Yellow-throated Toucans

La Observación de Aves como Negocio de Exportación

Presentación del Lic. Raúl Arias de Para
Conferencia Anual de Ejecutivos de Empresa
CADE 2001, Panamá 28 de Abril del 2001

Voy hablarles sobre una actividad sobre la cual se sabe muy poco en Panamá, la observación de aves.

Sin embargo, es una actividad en mi opinión fascinante, bien podría generarle ingresos significativos al país y además puede jugar un papel considerable en la conservación del medio ambiente.

¿Qué otra actividad económica conjuga estos tres factores?

Entretenimiento, importante generación de divisas y conservación del medio ambiente.

Pueden haber otras pero a mi no se me ocurre ninguna en este momento.

Veamos pues en que consiste este pasatiempo con tanto potencial para el bienestar del país.

Confieso que hace 10 años lo último que me hubiera imaginado es que yo estaría hablando en un CADE sobre la observación de aves. Para mí esa actividad era un pasatiempo aburridísimo, propio de personas de la tercera, cuarta o quinta edad! Probablemente lo que algunos de Uds. están pensando ahora.

¿Qué me hizo cambiar de opinión?

¿Cómo me convertí yo en un observador de aves?

Un buen día, hace 10 años más o menos, vi en el periódico un anuncio sobre cursos de observación de Aves en el Parque Metropolitano ofrecidos por la Sociedad Audubon de Panamá. Me inscribí, tomé el curso y poco a poco fui descubriendo un mundo nuevo. Un mundo que ofrece múltiples niveles de satisfacción y deleite.

Primero está el más obvio, el placer visual que ofrece el observar un ave en su ambiente natural. Pero no me refiero, por supuesto, a las aves más comunes, talingos o chorotecas, aunque estas especies también tienen su encanto particular, estoy pensando más bien en un Quetzal Resplandeciente en pleno vuelo o un Tucán Pico Iris posado en la rama de una cecropia, aves lindísimas de colores deslumbrantes. Este placer es similar al que experimentan los amantes de las artes plásticas al observar la obra de un gran maestro.

Luego, viene la satisfacción intelectual de aprender, de leer sobre aspectos nuevos del mundo que nos rodea, de ejercitar nuestra mente pensando e introduciendo más y más información en nuestro “disco duro”, nuestro cerebro, el cual lamentablemente está sub-utilizado por la mayoría de nosotros. Dicen los científicos que sólo utilizamos una ínfima parte de nuestra capacidad mental. Esta nueva información consiste en los hábitos de las más de 944 especies de aves que habitan en nuestro país; sus nombres en Español, Inglés e inclusive, su nombre científico en Latín; memorizar los pequeñísimos detalles visuales o de comportamiento que diferencian especies muy similares de la misma familia; memorizar también sus cantos y vocalizaciones de manera que podamos identificarlas sin ni siquiera verlas pues permanecen escondidas en los matorrales o sólo son activas en la oscuridad de la noche, por ejemplo los buhos. En fin, la observación de aves desempeñada a cabalidad puede ser un reto significativo para una mente ágil y curiosa.

Por último, adentrarnos en el bosque en busca de un ave rara y deslumbrante sirve sin lugar a dudas para reforzar nuestro compromiso con la causa conservacionista pues resulta imposible ser un observador de aves y permanecer impávido ante la deforestación, la contaminación y la degradación de nuestro medio ambiente. Es decir, el pasatiempo aparentemente inútil de observar aves, se convierte en un estímulo, un impulso, una causa para lograr objetivos de mucha mayor trascendencia.

Y Panamá es un lugar extraordinario para practicar esta actividad pues tenemos aproximadamente 944 especies de aves en nuestro suelo, cifra mayor a la de Canadá y Estados Unidos juntos! Además, nuestro territorio es de sólo 76,000 kms2, mientras que Canadá y Estados Unidos cubren 20 millones de kms2! En otras palabras, en Panamá es fácil, muy fácil, ver aves, están por todas partes.

Por otro lado, la presencia prolongada de norteamericanos en la antigua Zona del Canal, entre cuyos residentes se practicaba este pasatiempo, y sobre todo la presencia del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y sus diligentes ornitólogos han contribuido significativamente al conocimiento de la avifauna nacional. En efecto, Panamá fue uno de los primeros países en el mundo, fuera de los Estados Unidos, en tener una guía de campo para la observación de aves. Me refiero al libro de Berta Sturgis, esposa de un antiguo Gobernador de la Zona del Canal, publicado en 1928. Hace más de 70 años! Y en 1974, hace 27 años, fue publicada la primera guía completa de aves de Panamá por el Dr. Robert S. Ridgely, gran amigo de nuestro país. Es interesante anotar que este libro fue la primera guía de aves en América Latina y está dedicado a un famoso ornitólogo latinoamericano, nuestro paisano, el panameño Eugene Eisenmann, tío carnal de los conocidos empresarios y miembros de APEDE, Roberto y David Eisenmann.

En resumidas cuentas Panamá es un país privilegiado para la observación de aves.

Y, ¿qué potencial económico tiene esta actividad? Después de todo, esta es una reunión de empresarios y no de ornitólogos!

Pues bien, la observación de aves, ese pasatiempo supremamente pacífico y aparentemente inútil, bien puede producirle al país más ingresos que las bases militares norteamericanas producían al comienzo de los 90’s, aproximadamente $400 millones de dólares al año.

Así es, la observación de aves puede generarle a nuestro país más de $400 millones de dólares al año!

Fundamento esta afirmación en las siguientes cifras y hechos.

La revista Forbes, ese respetado semanario norteamericano especializado en negocios, en su edición del 13 de Noviembre del año pasado publicó un artículo el cual afirma, con sorpresa, que sólo en los Estados Unidos existen 55 millones de observadores de aves. Esta cifra es mayor que los practicantes del golf y mayor también que los aficionados a la pesca y a la cacería juntos! Además, la observación de aves es la actividad al aire libre de mayor crecimiento en los EEUU y está aumentando a una tasa anual del 4.2%, 3 veces más rápido que la tasa de crecimiento de la población en general.

Y ahora viene lo bueno.

Estos 55 millones de observadores de aves gastan la gigantesca suma de 20 mil millones de dólares cada año en este ” inútil” pasatiempo.

A guisa de comparación les recuerdo que 20 mil millones de dólares es una suma casi 3 veces mayor que el producto interno bruto de la República de Panamá.

Ahora bien, ¿cuántos de estos 20 mil millones de dólares podríamos captar los panameños si nos ponemos las “pilas” y nos decidimos a explotar este negocio de una manera concertada y profesional?

Veamos la experiencia de nuestro vecino Costa Rica.

De acuerdo a cifras del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), en 1999 a dicho país ingresaron aproximadamente un millón de turistas quienes produjeron ingresos de más o menos mil millones de dólares. Y de acuerdo a la misma fuente, el 41% de esos turistas visitaron Costa Rica con el expreso propósito de observar aves.

En otras palabras, Costa Rica obtiene $410 millones de dólares anualmente de la observación de aves. Y no hay razón para que nosotros no obtengamos una cifra igual o mayor pues tenemos 70 especies más de aves que nuestros vecinos, mejores vías de comunicación, bosques más accesibles, y otras ventajas que no son del caso analizar ahora.

Para poner esta cifra en perspectiva recordemos que, anualmente, el Canal de Panamá le aporta a la economía nacional $800 millones de dólares, a groso modo, la industria de la Construcción $430 millones, la Pesca $125, la Agricultura y Ganadería $526 y el Turismo $575.

$410 millones de dólares es mucha plata y aunque parezca mentira esta enorme cantidad de dinero es producida en Costa Rica por un pasatiempo tan inocuo como la observación de aves!

Y ahora viene la mejor parte, pero también la más difícil.

¿Qué hay que hacer para tener éxito en este negocio millonario?

Primero tenemos que pensar no como empresarios, sino como conservacionistas. Es decir, antes de la ganancia, antes del omnipotente “bottom line”, está la conservación del ambiente. Esto es ciertamente una paradoja: para tener éxito económico no hay que pensar en el éxito económico como objetivo fundamental, como es el caso en cualquier otro negocio, en este caso, es preciso elaborar la estrategia del negocio sobre la base del respeto y la conservación del medio ambiente. He aquí lo que yo he denominado la paradoja del ecoturismo. (La observación de aves es un nicho del ecoturismo, quizás el más grande.)

Esto es así por que, generalmente, las personas interesadas en este tipo de pasatiempo tienen también una alta sensibilidad hacia el medio ambiente y prefieren acudir sólo a los establecimientos que a través de los hechos, y no las palabras, hacen todo lo posible por minimizar el impacto ambiental de sus actividades. Inclusive, en países mas avanzados que el nuestro, Alemania por ejemplo, existen organizaciones que clasifican a los hoteles de acuerdo a sus prácticas conservacionistas y les otorgan un “ranking” que sirve como un importante elemento de juicio a los consumidores. Más cerca de nosotros en Costa Rica, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) administra un programa similar denominado Certificación de Sostenibilidad Ambiental que consiste “en una escala para categorizar y diferenciar empresas turísticas de acuerdo al grado en que su operación se acerque a un modelo de sostenibilidad, en cuanto al manejo de los recursos naturales, culturales y sociales.”

En Panamá estamos a años luz de disponer de una certificación similar, sin embargo, en mi caso, el Canopy Tower, ya practicamos algunas de las recomendaciones contenidas en estos programas y yo le atribuyo una buena parte del éxito que he tenido precisamente al hecho de que mi plan de negocios tiene como objetivo principal la conservación del medio ambiente y no la maximización de la ganancia, la cual debe venir por añadidura.

Quiero a continuación mostrarles algunas diapositivas que ilustran lo antes dicho:

El reciclaje es un componente muy importante de cualquier programa de conservación y protección del medio ambiente. Imagínense Uds. como estarían nuestras playas y ríos si en Panamá practicáramos el reciclaje como Dios manda!

En el Canopy Tower practicamos el reciclaje en diversas formas:

  1. El edificio en sí mismo es una muestra de reciclaje pues antiguamente era una estación de radar de la Fuerza Aérea de los EEUU y había sido abandonada a su suerte.
  2. Los desechos orgánicos provenientes de la cocina los transformamos en abono utilizando un sistema muy sencillo de “composting” en el que diversos organismos digieren la mal llamada “basura” y la convierten en algo útil, en este caso abono.
  3. Las lata de aluminio también son almacenadas y luego vendidas, el producto de la venta distribuido entre los empleados para enseñarles el valor de la “basura”.

Además de reciclaje, en el Canopy Tower hacemos un esfuerzo para reducir el consumo de electricidad y agua al mínimo. Uno de los grandes problemas del mundo moderno es el consumo excesivo de recursos naturales y el efecto de ese consumo sobre los ecosistemas alrededor del mundo. Nosotros ahorramos energía utilizando bombillos fluorecentes compactos que utilizan 10% de la energía que los bombillos tradicionales incandecentes, abanicos en vez de aire acondicionado y ahorramos agua a través de grifos de flujo restringido e inodoros que solo utilizan un galón y medio de agua en comparación a los tradicionales que utilizan 5 galones.

Por último, usamos algunos productos dos y más veces, por ejemplo, el agua. Nuestro sistema de plomería no mezcla el agua de los inodoros con el agua de los lavamanos y duchas de manera que podamos usar el agua dos veces. Me explico, el agua de los inodoros va a un tanque séptico pero el agua de los lavamanos y duchas se conduce al jardín en donde cumple una función vital regando las plantas.

Finalmente, en nuestro establecimiento no utilizamos ninguna madera del bosque, caoba, cedro espino, roble, kira, etc. Toda la madera en el Canopy Tower es teca crecida en una plantación o níspero proveniente de los viejos durmientes del Ferrocarril de Panamá.

Podría darle muchos ejemplos mas de nuestra filosofía conservacionista pero eso podría ser el tema de otra presentación.

El punto aquí es que para tener éxito en el negocio de la observación de aves, una actividad que puede producirle al país más ingresos que la industria de la construcción, la pesca o la agricultura y ganadería, tenemos que hacer un esfuerzo por conservar la naturaleza, no podemos sólo explotarla animados únicamente por el afán de lucro.

Muchas gracias.